LIBRO ROJO (BLOG CERRADO)

lunes, noviembre 28, 2005

Maderos

Flotando invisibles
por sobre el pescuezo roto
están los maderos,
así, en el aire,
me sonríen y me abrazan,
nos abrazan,
nos dan segundos eternos
y luego...
y luego el silencio.
Un madero no tiene nombre,
puede bautizarlo si usted quiere.
No tiene identidad, no tiene historia,
sólo es cariño barato,
ilusiones,
se van,
pero nosotros apretamos fuerte
y comienza la caída
-cuesta abajo-
Amo a mi madero,
lo he decorado con una gran sonrisa,
con adjetivos sobrenaturales,
con ciertos aroma,
con ciertas corridas,
con misericordia.
Usted decora a su madero
con ternura y vanagloria,
con inmadurez,
con huidas y victoria,
con despecho,
con un rastro de comprensión.
¿Y cómo olvidamos a los maderos?
la rehabilitación penitente
depende de nuestra conspiración,
de nuestras complicidades.
Estructuremos un plan
con azadón y monedas,
con psicólogo y bichos raros.
Que no quede recuerdo,
convirtamos en amistad
lo que empezó por contrabando
-15 kilos de deseo
cuando nos miran desde abajo-
Se acaba la dosis,
ya no existe mi universo,
fruto de mi antiguo alucinógeno.
Ya no hay maderos,
está usted a mi lado,
me tiendes la mano
y yo te ofrezco mi alma gastada.
Tengo mi primera respuesta
... tú.
Tú eres mi primera respuesta
... ¡¡¡existes!!!

sábado, noviembre 26, 2005

Caído



(Santiago Errázuriz, 1987-2005)

Aquí yace un hombre que no quiso vivir.
A su lado contemplan con rostros distantes,
obreros de manos temblorosas.
¿Dónde quedó la respuesta?
¿Por qué?
¿Adónde te podemos encontrar?
Aquí yace un amigo, hermano e hijo.
Felicidad no es muerte.
Vida no es sufrimiento.
¿Alguien descifró
qué significan ciertas cicatrices
ciertos rostros derretidos
cierto ánimo de derrota
un SOS diseminado por la web
una estaca indolora
un estigma de inconstancia?
Aquí yace el rostro
que no nos importó.
Aquí yace uno más
de los que caen a diario
¿Caerá usted con él?

jueves, noviembre 17, 2005

Valores

21/10/2005
22:10
2do Encuentro de Escritores Jóvenes del Norte

Estos versos no valen nada,
ni siquiera las hojas que los sostienen.
Estos versos se escriben con hambre,
con deshazón de último día,
con el ímpetu de una noche lejana,
no valen,
no tienen precio,
no se quieren,
ni se respetan.
No valen nada estos versos,
no valen la pena,
es lo que escoge el de al lado,
lo que se finge,
lo que se obtiene,
nada de lo naturalmente correcto,
se olvida,
se va,
tan fácilmente
que una parte de lo que digo
lo dije y se olvida,
cuando pretendo cambiar el ritmo
de los pasos torpes
que me llevaron hasta aquí.
Estos versos no valen nada
... para ti.
No valen nada.

jueves, noviembre 10, 2005

Para dejarles un legado

(Parque Croata, la banca de siempre)
Aprehender.
Comprender.
Abrir los ojos.
Despertar y ver el cielo.
Ponerte de pie.
Apretar un puñado de tierra.
Gritar
y correr.
¿Estoy listo para correr?
¿Correría usted conmigo?
La paz se debe ir,
son tiempos de esperar.
En sus marcas
¿listos?
¡¡RESPIRAAA!!
-Estás vivo-
No hay muro que te impida:
llorar,
amar,
besar,
volar,
negar,
acoger,
ayudar,
buscar,
encontrar,
iluminar,
oscurecer,
callar,
vociferar,
crecer,
fortalecer,
caer
... vivir.
Toma un libro,
lee y escupe,
escupe y lee.
Abre tus ojos.
Caminas por la vida
con pasos al azar.
Hay una marca en el muro,
una historia se esconde
-solloza tras el hielo
y pide que la revivas-
¿Y qué pasa cuando el libro se cierra?
Cenizas... ¿son cenizas?
Tengo miedo de correr
-estoy trotando-
Evito discursos largos,
camino,
estrecho manos,
descubro pies,
oculto sonrisas,
parlamento,
conspiro
y me canso.
Vierte en mí vuestra sangre,
detona la carga.
Combustiona este corazón,
acaricia las membranas.
Ella corre
y yo troto.
Déjame alcanzar esa sonrisa,
detenerse,
cuando todo el mundo te sigue.
Volver,
seguir el rumbo,
el rumbo indeciso,
la ruta de la infamia,
las callecitas de Buenos Aires.
Impuro,
somnoliento,
suejto estos muros,
debo derribarlos,
debo dejarlos aquí,
confiarles mis años,
mis espacios fantasmas,
mi historia desaparecida.